sábado, 22 de noviembre de 2008

La ética de la información

Floridi propone una revisión de la ética que suponga la inclusión, no ya únicamente del ser humano y los conflitos que surgen en sus relaciones, sino la consideración de todo aquello que existe como susceptible de ostentar un derecho ontológico que ha de ser respetado.

Basándose en el fenómeno de concienciación acerca de los derechos y cuidados de que son susceptible las entidades no humanas (entornos naturales, animales, plantas, etc.), propone que la información sea tenida en cuenta como entidad con derecho a existir por sí misma. En este sentido matiza distintas acepciones de información considerándola como recurso, producto y objetivo.

Denomina infosfera al entorno en que se encuentran los objetos informacionales. La dimensión ética de que propone se dote a dichos objetos se basa en la idea de que la desinformación 'es un problema ético que concierne a las tres dimensiones informacionales'. Además de proponer que los sistemas informacionales desempeñan los papeles de agente y paciente en determinadas acciones.La Ética de la Información se constituye pues como una extensión de la Ética Biocéntrica, en tanto en cuanto, el agente o paciente no es sólo el ser humano sino cualquier forma de vida o entidad. Floridi sustituye, a partir de la Ética Biocéntrica, el concepto de 'vida' por el de 'existencia' de modo tal que el ontocentrismo sustituye y supera al biocentrismo. Argumenta a este respecto que todo 'ser/información posee un valor intrínseco' y que la Ética de la Información valora a todo agente como elemento de contribución a la infosfera. Desde este punto de visata, considera que hasta los objetos ideales (cuadros, libros, etc.) poseen un grado mínimo de valor moral. Vemos, pues, cómo la Ética de la Información amplia el concepto de lo que debe ser tenido en cuenta como objeto moral. Esta comcepción supera la Bioética y la Ética Medioambiental en tanto que incluye seres no animados.

La entropía es el concepto que utiliza para referirse a la 'destrucción o corrupción de los objetos informacionales', es decir, la eliminación o modificación de un objeto informacional supone su empobrecimiento en cuanto 'ser', resultando en una acción éticamente reprobable.

A fin de sistematizar su propuesta, Floridi emplea unidades de información qu denomina Niveles de Abstracción (NdA), que, a su vez, se agrupan formando gradientes de abstracción. Estos NdA no necesariamente se encuentran jerárquicamente ordenados ni relacionados.

Define un agente moral como 'un sistema en transición, interactivo, autónomo y adaptativo que puede ejecutar acciones susceptibles de calificación moral.', esto puede explicarse como una información que puede actuar sobre otra, cuando es capaz de cambiar de estado e ausencia de interacción y cuando al interactuar, cambia de estado. Floridi es consciente de las dificultades inherentes a la propuesta de agentes morales que atribuye a los objetos informacionales; éstos no pueden ser imputados ni responsabilizados, sin embargo argumenta que 'el discurso normativo es algo mucho más amplio que la asignación de responsabilidades y, por lo tanto, requiere una identificación de los agentes morales que sea independiente de este concepto.' A proósito de esta idea matiza la diferencia entre responsabilidad moral (que requiere de una intencionalidad) e imputabilidad moral (que no la requiere), de modo tal, que puede darse 'agencia moral en ausencia de responsabilidad moral.' Esta discusión tiene por objeto adaptar la ética a los objetos informacionales por lo que necesita hacer distinciones precisas sobre términos que tradicionalmente venimos usando de manera más general.

El desarrollo de su propuesta parte de reflexiones anteriores como la de Naess (1973) en que dice que 'todas las cosas que están en la biosfera tienen igual derecho a vivir y prosperar', derecho que Floridi hace extensivo a los objetos intelectuales, ideales e intangibles. La Ética de la Información mantiene que 'todos los aspectos e instancias del ser se merecen, en principio, alguna forma de respeto, por muy mínima y relativa que sea.' A partir de estos supuestos nuestra responsabilidad como agentes en la infosfera queda resumida en cuatro principios: no causar entropía, evitar la entropía, eliminarla y promover la prosperidad de loas entidades informacionales.

Pese a que Floridi mismo admite que la Ética de la Información no es inmediatamente aplicable a situaciones concretas, promueva su desarrollo por considerarla fundamentalmente proactiva en la inclusión de todas las entidades, tangibles e intangibles, existentes. Propone su desarrollo a fin de poder integrar esta visión ética con otras de modo tal que pueda constituirse un sistema ético consistente que nos ayude a valorar la cada vez más compleja realidad en que nos desenvolvemos. El palanteamiento de este artículo es radicalmente novedoso e introduce elementos de análisis y reflexión que creo serán objeto de debate en lo sucesivo; aunque no suponga una visión definitiva ni esté plenamente articulada, esta teoría supone un intento de sistematización profundamente admirable por el detalle, la sutileza y la precisión con que se abre un debate que posiblemente resultara en un cambio de nuestra concepción de la agencia moral.

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