El artículo de Jennie Yabroff presenta a la generación posterior al 82 como unas de las primeras que han crecido en la era tecnológica. Esto le lleva a reflexionar acerca de la naturalidad con que se desenvuelvan en el medio audiovisual y digital como forma de expresión de su propio 'yo'. Sin embargo, este exhibicionismo personal ha llevado a algunos analistas a preguntarse cuál puede ser el impacto que esto tenga a medio y largo plazo sobre estas generaciones: ¿podrán forjarse un identidad estable al margen de las cámaras? ¿han llegado a crear una imagen que proyectan hacia el exterior que difiere de su personalidad real? ¿tras divulgar secretos, cotilleos y hacer público todo lo privado, serán capaces de establecer relaciones íntimas en que haya confianz mutua?
Las repuestas al artículo provienen de adoescentes, uno de ellos critica que se analicen los aspectos negativos del uso de las tecnologías de la información y la comunicación entre los jóvenes, sugiriendo a la autora que revise las posibilidades de comunicación intercultural y de enriqecimiento personal que proporcionan. Otra reconoce la ansiedad que le produce que se difunda una foto suya en la que no salga favorecida por lo que compensa esa debilidad potencial dedicando un teimpo excesivo a su acicalamiento personal.
El texto pone de manifiesto unadiferencia generacional significativa, apuntando a los posibles riesgos que puedan derivarse de la excesiva dependencia de la tecnología: una imagen personal distorsionada, una identidad fragmentada y unas relacionesw sociales poco sólidas. La autora previene sobre estas posibles consecuencias, pero, al igual que con otros aspectos derivados del uso de la tecnología, resulta difícil poder prever las consecuencias reales con que marcará (o no) a estas generaciones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario